INSTITUCIÓN
EDUCATIVA DISTRITAL “FRANCISCO DE PAULA SANTANDER” Aprobado según resolución
No 884 de noviembre 28 del 2002 NIT
819001253-2-DANE 147001000455 Carrera 12 Nº 17A- 76 Tel: 4215654 e-mail: lasantandersm@yahoo.es
CONSTITUCION
POLITICA
GUÍA
No. 5 ¿QUÉ SON LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES? PERÍODO DE EJECUCIÓN: TIEMPO PROBABLE: 6hs TIEMPO REAL: __ hs PROFESOR: Verena Meza
GRADO11___FECHA_______ESTUDIANTE(s) ______________________________________________
ÁMBITO
Político.
ESTÁNDAR
Conocer los diferentes momentos de la historia socio-política que han
desembocado en la Constitución
COMPETENCIAS
Competencia Cognitiva: Identificar cuáles son los derechos
constitucionales
Competencia Procedimental: Describir a que hace referencia los derechos de
primera, segunda y tercera generación.
Competencia Valorativa: Reflexionar sobre los derechos constitucionales que nos otorga la
Constitución
INDICADORES DE DESEMPEÑO
-Enuncio los derechos
constitucionales
-Identifica cada una de los derechos de primera,
segunda y tercera generación
.-Realiza un breve
análisis de los derechos que nos otorga la Constitución de 1991
RECURSOS
Material de apoyo conceptual o material
complementario (lecturas), Constitución Política 1991
DIAGNÓSTICO
1.
PREGUNTAS DE SONDEO ¿A que hace referencia los derechos de primera, segunda y tercera
generación.
PROCESO
DIDÁCTICO PEDAGÓGICO
ORGANIZACIÓN
DE LAS ACTIVIDADES En grupo de 3
estudiantes leerán y resolverá
las preguntas de desarrollo.
DESARROLLO
Las preguntas las encontraran en la medida que van realizando la lectura, deben
responderlas.
EVALUACIÓN
Se realizara a través de la puesta en escena de Antígona, tendrá un valor de 5.
RUBRICA (CRITERIO DE EVALUACIÓN) Participación activa
durante el desarrollo de la guía en el cuaderno, incluyendo glosario. Mesa redonda. PUESTA EN ESCENA ANTIGONA. Valor 5
GLOSARIO: Averigua todas las
palabras desconocidas y escribe su significado
ANEXO
(LECTURA) CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE COLOMBIA 1991 Derechos constitucionales
Quienes conocen la
Constitución de 1886 saben que, en ella, los derechos ocupaban un lugar
secundario, y que lo que más importaba era la organización, separación y
coordinación de las ramas del poder público. De hecho, al observar las
sentencias de la Corte Suprema de Justicia –que antes de 1991 realizaba el
control de constitucionalidad frente a las leyes– se puede ver que casi todos
los análisis se relacionan con cuestiones de tipo formal, como la observancia
de las formalidades o el respeto por las competencias, y que la preocupación
por los derechos rara vez sale a la luz.
Frente a esta situación, la
Constitución de 1991 dio un viraje radical. En ella no sólo se amplió la Carta
de Derechos, destinando 3 capítulos y 72 artículos a la consagración expresa de
los derechos, sino que hubo una sentida preocupación por que éstos tuvieran una
aplicación verdadera. Además de esto, se creó la Corte Constitucional, que se
ha preocupado desde el principio por dejar atrás el enfoque formalista y
sustentar todas sus decisiones en torno a la protección de los principios y los
derechos.
El énfasis de la Constitución del 91
recae en los derechos. Así, cuando el primer artículo establece que Colombia es
un Estado social de derecho fundado en el respeto de la dignidad humana está
dando a entender que el Estado ha sido creado en función de los derechos individuales,
a través de los cuales se hace efectiva la dignidad humana. La propia Corte
Constitucional ha afirmado que “el aparato [estatal] no tiene sentido si no
se entiende como mecanismo encaminado a la realización de los derechos”
(Sentencia C-406/92). En efecto, el Estado que se creó con la Carta del 91 es
un instrumento al servicio de las personas, cuyo fin esencial es “garantizar
la efectividad de los derechos y deberes consagrados en la Constitución”
(CP Art. 2).
La consagración expresa de los derechos
es una gran conquista de la humanidad, que se ha dado en diferentes etapas. Los primeros derechos en ser
reconocidos fueron aquellos que buscaban proteger
la libertad. Se trata de los derechos civiles y políticos, plasmados
en las primeras declaraciones universales, y encaminados a evitar que la
libertad de los ciudadanos se vea limitada de forma arbitraria. Durante muchos
años, las constituciones de nuestro país se limitaron a consagrar estas
libertades fundamentales, asumiendo que al imponerle unos límites muy claros a
la acción de los gobiernos la sociedad alcanzaría sus principales objetivos.
Pero con la Constitución del 91 esta
visión se amplió de varias formas. Primero, porque se asumió que el Estado no
debería limitarse a respetar las libertades individuales, sino que debería
hacer algo para corregir las desigualdades
y garantizar que todos tuvieran acceso a una vida digna. Y para eso se
consagraron los derechos económicos,
sociales y culturales (también llamados DESC o derechos de segunda
generación), que le dan a cada ciudadano la posibilidad de solicitar ciertas
prestaciones o servicios sociales al Estado y a la sociedad. Los DESC son garantías sociales, como la educación, la salud o el
acceso a la cultura, que buscan garantizar unas condiciones mínimas de
bienestar para todos los ciudadanos, y proteger especialmente a los grupos que
se encuentran en una circunstancia de desventaja o debilidad manifiesta.
Segundo, porque se garantizó la
protección de ciertos bienes jurídicos de orden colectivo que, por no estar
radicados en cabeza de individuos determinados, solían verse desprotegidos. Se trata de los derechos colectivos y del medio ambiente
(también llamados derechos de tercera generación), que están relacionados con
los bienes públicos, las riquezas naturales, la seguridad, el medio ambiente,
la salubridad y el espacio público, entre otros.
En síntesis, la Constitución de 1991
acogió una extensa Carta de Derechos que recoge tres preocupaciones principales
del Estado. La de garantizar la libertad de los ciudadanos para vivir una vida
libre de impedimentos arbitrarios; la de proveer un acceso igualitario a
ciertas garantías sociales mínimas, que buscan combatir flagelos como la
enfermedad, la ignorancia y la pobreza; y la de proteger intereses colectivos
que por ser de todos, corrían el riesgo de que nadie los asumiera como suyos.
Derechos constitucionales Artículos de la Constitución (CADA ESTUDIANTE
EXPLICARA 2 ARTICULOS)
Título I: De los principios fundamentales ARTICULO
5. El Estado reconoce, sin
discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona
y ampara a la familia como institución básica de la sociedad.
Título II: De los derechos, las garantías y los deberes ARTICULO 11. HASTA EL 94
Título VII: De la rama ejecutiva ARTICULO 214, 215.
¿Qué son los
derechos constitucionales?
Propósito de la lección
En
esta lección comenzaremos por estudiar de dónde provino la idea de que los
seres humanos tenemos unos derechos, y de qué forma cambiaron las sociedades cuando
empezaron a reconocer que todas las personas tenían unos derechos. Al
finalizar, tendrás mejores herramientas para definir qué son los derechos, para
comprender por qué están escritos en constituciones, leyes y convenciones y
cómo, a lo largo de los años, ha ido aumentando el reconocimiento de derechos a
las personas y las comunidades.
Palabras clave • Derechos
naturales • Derechos positivos • Derechos de primera generación • Derechos
de segunda generación• Derechos de tercera generación
¿Qué
son los derechos? Hace muchos años, cuando ni siquiera
nuestros bisabuelos habían nacido, se empezó a generar una transformación muy
importante en la forma de comprender a los seres humanos y en las ideas que se
tenían sobre la vida en sociedad. Una de tales ideas, que tuvo su mayor impulso
en los países europeos, fue la de considerar que todas las personas tienen unos
derechos. Esa idea, que hoy nos suena tan normal y que pensamos que es
evidente, fue explorada y acogida en Colombia hace menos de tres siglos y se
convirtió en uno de los principales impulsos para nuestro proceso de
independencia. Porque aunque ahora nos parezcan inaceptables la esclavitud, la
tortura o ciertas limitaciones a la libertad, hace apenas unos siglos tales
actuaciones podían parecer normales, y a quienes estuvieran en contra de ellas
les quedaba muy difícil oponerse. En ese entonces era aceptable que algunas
personas consideraran a otras como inferiores y que no vieran nada de malo en
creerse dueños de ellas, de la misma forma en que hoy nos parece normal que las
personas se apropien de los animales. Las ideas que tenemos hoy en día y que nos permiten
reclamar cuando alguien nos maltrata, nos utiliza o nos irrespeta son,
entonces, el resultado de una serie de cambios. ¿Quieres saber qué pasó, en qué
consistieron esos cambios y cómo te afectan hoy en día? Pues bien, hagamos este
viaje junto.
Tiempo de
reflexión
Escribe
en una hoja 8 derechos que tú tengas. Luego comenta con tu grupo de compañero/a
y compara con él o ella la lista que cada uno escribió. A continuación discutan
y respondan entre los dos las siguientes preguntas:
1.
¿Cómo serían sus vidas si no tuvieran esos derechos?
2.
¿Qué consecuencias tiene para cada uno de ustedes el hecho de que su
compañero/a tenga los derechos que ha identificado?
3.
¿Creen que los derechos de cada uno de ustedes son diferentes?, ¿por qué?
4.
Escriban entre los dos una definición general de lo que consideran que es un
derecho.
Para empezar debemos ubicarnos en
Europa, durante el siglo XVIII. Es posible que hayas leído historias o hayas
visto imágenes de personas de esa época, y también es posible que hayas sentido
algún tipo de atracción por la manera en que vestían o por las costumbres
extrañas que parecían tener. Sin embargo, no hay que creer que en aquel
entonces a la gente le faltaba un tornillo en la cabeza. De hecho, es todo lo
contrario, porque fue precisamente en ese momento de la historia cuando un
grupo de pensadores, respaldados por su comunidad, impulsaron las ideas que
lograron revolucionar el mundo hasta nuestros días.
Los europeos se enfrentaban a un
problema semejante al que vivían nuestros indígenas tras la llegada de los
españoles, pues tanto allá como acá se consideraba que algunas personas tenían
más poder sobre las otras, porque creían que su raza era superior, que eran más
inteligentes, que tenían más dinero, o que –según decían– Dios les había
concedido un poder especial.
Éste era, en particular, el caso
de los reyes y nobles en Europa, que se consideraban superiores a todas las
demás personas y, por ello, decidían las reglas, ordenaban cuál era la religión
que debía practicar el pueblo y –como si fuera poco– se creían dueños naturales
de todo el territorio. Como es de esperarse, esta concentración de poder estuvo
acompañada de grandes injusticias y abusos, pues si se pensaba, por ejemplo,
que el rey era superior a todas las demás personas, entonces era aceptable que
las tratara como inferiores, decidiendo e imponiendo la forma en que los demás
debían llevar sus vidas.
6. Puesta en
práctica: Canta autor. Valor 5
Reúnanse
en grupos de cinco e imaginen que ustedes son los súbditos del rey de España en el
siglo XVIII. Cansados por los abusos de los que son víctimas, y por sólo poder
hacer esas cosas que el rey les ordena, ustedes deciden componer una canción en
la que le presentan al rey sus reclamos, pero al mismo tiempo lo entretienen,
pues de lo contrario se arriesgan a perder la cabeza. Preparen sus canciones y luego pasen a cantarlas frente a sus
compañeros.
Por la época en la que venimos
hablando, el mundo comenzó a tener unas transformaciones muy rápidas, y las
personas empezaron a vivir en ciudades, a acumular dinero, a manejar máquinas
y, en fin, a recibir una serie de poderes que les permitían actuar con mayor
libertad. En esta situación, la gente comenzó a cansarse de que los reyes
siguieran tratando de controlarlos y de limitar esas libertades que el mundo
les estaba ofreciendo y empezaron a decir que el poder no era un privilegio de
los reyes, sino una característica de todos los seres humanos.
Así, los filósofos y los
pensadores comenzaron a divulgar la idea de que la naturaleza había establecido, desde el origen de los tiempos, unos
principios de justicia, y que entre éstos había una serie de poderes que
pertenecían a cada individuo por el simple hecho de existir. Entonces en Europa
se comenzó a decir y a repetir y a escribir por todas partes que las personas
tenían unos derechos naturales –es
decir una serie de poderes o facultades con las que se nacía, como por ejemplo
el poder de vivir, de ser libre, de tener buena salud y de poseer cosas– y se
señaló que esos derechos eran parte de la esencia humana y constituían unos límites para el poder de los
soberanos, de modo que ningún rey podía disponer de la vida, ni de la libertad,
ni de las propiedades de ningún ciudadano.
Desde ese momento, los derechos
de las personas comenzaron a volverse importantes, pues se pensaba que eran
parte misma de cada uno –igual que las piernas o que la nariz–, que le habían
sido otorgados a los seres humanos por la naturaleza o por Dios, y que
constituían una especie de escudo que protegía a las personas del poder de los
gobernantes. Estas ideas no tardaron en llegar a nuestro país, donde las
personas también se encontraban inconformes con el tratamiento que recibían por
parte de los más poderosos, y la idea de los derechos naturales se acomodó a
sus reclamos por recibir un trato más humano.
En un primer momento los derechos
fueron entendidos como una protección contra el abuso de los poderosos.
7.
¿Crees que esta idea tiene aplicación en la actualidad? Piensa en algunos
ejemplos que justifiquen tu respuesta.
Puesta en
práctica: Antígona
Antígona es una obra de teatro
escrita en Grecia, por Sófocles, hace más de 2500 años, y en ella se trabaja la
idea de los derechos naturales. A continuación se presenta un resumen de la
obra, en el que se incluyen los elementos y diálogos más importantes para ser
tenidos en cuenta. Ustedes deben leer este resumen, asignar papeles y preparar
la presentación de la obra (claro que si encuentran la obra completa, vale la
pena leerla). Para esto pueden organizarse como quieran, pueden escoger a un
director, pueden crear nuevos papeles y agregarle las escenas, diálogos o
personajes que deseen para hacer la presentación. Asimismo, pueden montar la obra entre todo el curso, o escoger a un
grupo que haga la interpretación.
REPARTO: Edipo, Eteocles,
Polinice, Antígona, Ismena, Creonte, Hemón, Eurídice, Tiresias, Guardias,
Mensajero y Jefes militares.
HISTORIA DE LA OBRA: Edipo es el
rey de la ciudad de Tebas y es el padre de Eteocles, Polinice, Antígona e
Ismena. Cuando Edipo muere, Eteocles expulsa a su hermano Polinice de la ciudad
para convertirse en único rey. Tiempo después, Polinice hace una alianza con
otros seis jefes militares y van a tomarse la ciudad de Tebas. En el combate
mueren los dos hermanos. Como Edipo no tenía más hijos hombres, el trono es
heredado por Creonte, hermano de su esposa, quien decreta lo siguiente:
Creonte: Creo, en efecto, que
la salvación de la patria es nuestra salvación y que nunca nos faltarán amigos
mientras nuestra nave camine gobernada con recto timón. Apoyándome en tales principios,
pienso poder lograr que esta ciudad sea floreciente; y guiado por ellos, acabo
hoy de hacer proclamar por toda la ciudad un
edicto
referente a los hijos de Edipo. A Eteocles, que halló la muerte combatiendo por
la ciudad con un valor que nadie igualó, ordeno que se le entierre en un
sepulcro y se le hagan y ofrezcan todos los sacrificios expiatorios que acompañan
a quienes mueren de una manera gloriosa. Por el contrario, a su hermano, me
refiero a Polinice, el desterrado que volvió del exilio con ánimo de trastornar
de arriba abajo el país paternal y los dioses familiares, y con la voluntad de
saciarse con vuestra sangre y reduciros a la condición de esclavos, queda
públicamente prohibido a toda la ciudad honrarlo con una tumba y llorarlo. ¡Que
se le deje insepulto, y que su cuerpo quede expuesto ignominiosamente para que
sirva de pasto a la voracidad de las aves y de los perros! Tal es mi decisión.
Antígona, conmovida con esta
decisión, habla con su hermana Ismena:
Antígona: Pronto vas a tener que
demostrar si has nacido de sangre generosa o si no eres más que una cobarde que
desmiente la nobleza de tus padres. Mira si me has de ayudar y obrar conmigo.
Ismena: ¿Qué piensas hacer, a
qué riesgo te expones?
Antígona: Me ayudarás a
arrebatar con estas manos el cadáver de Polinice.
Ismena: ¿Piensas sepultarlo
cuando le está prohibido a la ciudad?
Antígona: Por cierto que es
hermano mío y tuyo, aunque no quieras. No se me podrá decir que he sido una traicionera.
Ismena: ¡Oh desdichada!
¿Contra la prohibición de Creonte?
Antígona: No tiene él ningún
derecho para separarme de los míos. Aun cuando Ismena se niega a ayudarla,
Antígona va al lugar donde tienen el cadáver de su hermano y lo sepulta
sin que los guardias se den cuenta. Cuando está huyendo, uno de los
guardias la descubre y la lleva donde el rey Creonte, informándole que
ella ha incumplido con su decreto:
Creonte: Así que tú conocías
mi decreto y a pesar de ello has osado desobedecerlo.
Antígona: Sí, porque no es
Zeus quien ha promulgado para mí esta prohibición, ni tampoco la Justicia, compañera
de los dioses subterráneos, la que ha promulgado semejantes leyes a los
hombres; ni he creído que tus decretos, como mortal que eres, puedan tener
primacía sobre las leyes no escritas, invariables de los dioses. No son de hoy
ni de ayer esas leyes; existen desde siempre y nadie sabe a qué tiempos se
remontan. No tengo por qué temer la voluntad de ningún hombre, pues sé que con
mis actos no he desobedecido la voluntad de los dioses. No le temo a la muerte,
igual algún día he de morir, pero en cambio, hubiera sido inmenso mi pesar si
hubiese tolerado que el cuerpo del hijo de mi madre, después de su muerte,
quedase sin sepultura.
Creonte: El orgullo sienta
mal. Has sabido ser temeraria infringiendo la ley que he promulgado y añades
una nueva ofensa a la primera, gloriándote de tu desobediencia y exaltando tu
acto. En verdad, dejaría yo de ser hombre y tú me reemplazarías, si semejante
audacia quedase impune. Además, con tus actos ofendes a tu hermano Eteocles,
puesto que honras al traidor que lo atacó.
Antígona: Los dioses, sin
embargo, quieren igualdad de leyes para todos.
Creonte: Pero al hombre
virtuoso no se le debe igual trato que al malvado.
Antígona: ¿Quién sabe si esas
máximas son santas allá arriba?
Creonte hace llamar a Ismena y la
acusa también por apoyar a su hermana en la desobediencia de la ley. Ismena
apoya a Antígona y se declara culpable. Las dos hermanas discuten y Antígona le
pide que no mienta, que la única culpable es ella misma, y que Ismena no tiene
por qué morir.
Luego aparece Hemón, hijo de
Creonte y futuro esposo de Antígona. Discute con su padre:
Creonte: Pues esta mujer, ¿no
ha sido sorprendida cometiendo una mala acción?
Hemón: No; al menos así lo
dice el pueblo de Tebas.
Creonte: ¡Cómo! ¿Ha de ser la
ciudad la que ha de dictarme lo que debo hacer?
Hemón: ¿No te das cuenta de
que acabas de hablar como un hombre demasiado joven?
Creonte: ¿Es que incumbe a
otro que a mí el gobernar a este país?
Hemón: No hay ciudad que
pertenezca a un solo hombre.
Creonte: Pero ¿no se dice que
una ciudad es legítimamente del que manda?
Hemón: Únicamente en un
desierto tendrías derecho a gobernar solo.
Siguen discutiendo ofensivamente
y, ya furiosos, Creonte le pide a un guardia que traiga a Antígona para que
muera delante de su hijo.
Hemón le dice que no podrá matarla
ante sus ojos y sale corriendo. Creonte decide que la condena de Antígona consistirá
en encerrarla viva en una caverna de piedra, sin alimentos, hasta que muera,
y le ordena a los guardias que la
conduzcan. Antígona llora mientras la llevan y repite “¿Qué derechos de los
dioses he violado yo?”
Luego aparecen Creonte y
Tiresias, que es el adivino.
Tiresias: ¡Oh Rey! He tenido
una visión según la cual la ciudad sufrirá muchos males porque tú estás
ofendiendo a los dioses. Reflexiona, que todavía es tiempo, y actúa con
prudencia.
Creonte: Todos se han puesto
en mi contra. Yo solamente hago cumplir la ley. Sé que tú, como todos los
adivinos, sólo quieres dinero.
Tiresias: Más de
una vez mis consejos han permitido la salvación de esta ciudad.
Creonte: Tratas de
comprar mis acciones, eres amante de las malas artes.
Tiresias:
Tú no tienes potestad para hacer las cosas que haces. Estas generando la ira de
los dioses, y pronto se oirán lamentaciones de hombres y mujeres en tu propio
palacio.
Cuando Tiresias se
va, Creonte se queda reflexionando con sus guardias y decide que no es prudente
contradecir los consejos del viejo sabio. Entonces decide que irá a liberar a
Antígona, por el bien de su pueblo. Mientras se acerca a la caverna oye los
gritos de su hijo Hemón. Entonces se apresura y encuentra que Hemón se lamenta
junto al cuerpo de Antígona, que se había suicidado. Cuando Hemón ve a su
padre, lo empieza a ofender y saca su espada para atacarlo. No logra herirlo y Creonte
huye. Entonces
Hemón, desesperado,
decide matarse con la espada junto a su amada.
Cuando el mensajero
le transmite estas noticias a Eurídice (esposa de Creonte y madre de Hemón)
ésta también pierde el control, dice algunas palabras y luego se suicida.
En la última escena,
sale Creonte solo, diciendo estas palabras:
Creonte: ¡Ay de
mí! Soy yo el autor de estas desgracias y no se podrá echar la culpa de ellas a
ningún otro de los hombres. Yo mismo mate a mi hijo y a mi esposa. ¡Miserable!
Todo lo he arruinado y sobre mi cabeza se ha venido una suerte difícil de
soportar.
FIN
Después de haber
hecho la presentación de la obra, deben discutir entre todos las siguientes
preguntas:
8.. ¿Si ustedes fueran Antígona, habrían enterrado el
cuerpo de su hermano?
9. Imaginen que viven en un país en el que no existen
los derechos y en el que se le ha otorgado autoridad a un gobernante para
imponer las normas, ¿qué límites puede tener el poder de ese gobernante?
10. Antígona cree que el decreto de Creonte es injusto.
¿Creen que lo era?, ¿por qué?
En general: ¿Cuándo
se puede decir que una norma es injusta?
11. Antígona dice que hay unas reglas hechas por los
dioses, que no están escritas y que son invariables, como el derecho de las personas
a enterrar y cuidar a sus familiares muertos. ¿Creen que todos los seres humanos
tenemos algunos derechos que nos pertenecen por el simple hecho de existir,
independientemente del lugar o de la época? En caso afirmativo, ¿cuáles son? Escriban
en el tablero todos los derechos que se propongan.
12. Discutan si cada uno de los derechos que han escrito
en el tablero forma parte de la esencia del hombre, de modo que ninguna ley, en
ningún lugar o tiempo, puede vulnerarlo. Si algunas personas piensan que alguno
de los derechos enlistados no cumple con esas características, deberán borrarlo
del tablero. Al finalizar, tendrán una lista con los derechos naturales del
curso.
Los
derechos escritos
Sí. Como ya te habrás enterado,
fueron muchos los cambios a través de los cuales las personas del siglo XVIII
proclamaron su decisión de construir una sociedad nueva y mejor. Su
inconformismo con la situación y la idea creciente de que tenían una serie de
derechos que podían reclamar, motivaron varias revoluciones en los distintos
países, a través de las cuales las personas buscaban construir un mundo que se
adecuara a sus necesidades y a sus aspiraciones. Por esto se rebelaron contra
los reyes y crearon mecanismos para permitir la representación y participación
de los ciudadanos en el poder, al tiempo que declaraban su voluntad de que
fuera el pueblo quien inventara su propia política, ya que cada comunidad debía
ser la única habilitada para decidir su destino y el manejo de su territorio.
Uno de los hechos más
significativos de este proceso fue la Revolución Francesa, que tuvo lugar en
1789. En ella, el pueblo se unió para protestar contra la tiranía de los reyes
y para reclamar la existencia de unos derechos, como la libertad, la igualdad,
la propiedad, la seguridad, la participación y el debido proceso, entre otros.
Tales reclamos se convirtieron en acciones: los ciudadanos se rebelaron contra
los reyes, se tomaron el poder y, para garantizar que nadie desconociera nunca
la existencia de sus derechos, decidieron dejarlos por escrito. Así pues, esta
cadena de grandes acontecimientos dio origen a la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano, que se escribió en Francia en 1789, y que fue el
primer documento en el que se publicó la idea de que todas las personas tenemos
iguales derechos y somos dignas de ser respetadas.
Puesta en
práctica: La Declaración.
Busquen copias de la Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. En grupos de cinco, léanla y discutan cuáles de esos derechos les
parecen más importantes, por qué y cuál puede ser su utilidad en la vida real
Con esto comenzó una tradición
consistente en escribir los derechos en todo tipo de documentos para garantizar
que fueran respetados. Así, rápidamente, todos los países de occidente fueron
expidiendo declaraciones de derechos, constituciones políticas o leyes en las
que consagraban los derechos. Y esto fue de gran ayuda para evitar conflictos,
pues hasta entonces no había sido posible establecer un consenso en relación a
cuáles eran los derechos, y así por ejemplo ¿cómo se habría podido proteger la
libertad si ni siquiera estaba claro que ésta fuera un derecho de todas las
personas?
Discute con tus compañeros las
formas en que una declaración de derechos puede cambiar (para bien y para mal)
la vida de los ciudadanos.
La expedición de estos textos
permitió saber con certeza cuáles eran los derechos que cada sociedad les
reconocía a sus ciudadanos, y de esta manera fue posible diseñar mecanismos y
estrategias para garantizar que estos derechos tuvieran aplicación en la vida
real. Ahora bien, como no había sido posible saber qué tipo de cosas eran
justas por naturaleza –ni siquiera se podía demostrar que en realidad
existieran los derechos naturales– muchas personas comenzaron a argumentar que
sólo existían aquellos derechos que cada sociedad acordara, es decir, los
derechos positivos.
Los derechos positivos son
aquellos en los que se hace evidente la mano del ser humano, pues son hechos
por él, por su cultura. Se considera que han sido las personas, con su
creatividad, con sus necesidades e intereses, quienes los han inventado,
siempre con la voluntad de conducir su propia sociedad, partiendo de lo que
consideran importante alcanzar, como por ejemplo el control de las pasiones, la
búsqueda de la libertad, la garantía de una vida digna o, por qué no, la
felicidad.
Tiempo de
reflexión
13.¿eres
más “positivista” o más “naturalista”?
14. Algunas
personas han dicho que la propiedad privada es un derecho natural. ¿Crees que
lo es?, ¿qué crees que pasaría en una sociedad donde no existiera este derecho?
15• En caso de
que existan unos derechos naturales al ser humano, ¿cómo se puede saber cuáles son?, ¿quién lo decide?
16• Mientras que
los “positivistas” tratan de inventar el mejor mundo posible, los “naturalistas”
intentan descubrir la perfección en la naturaleza. ¿Tú qué piensas?, ¿será que
todos los derechos son positivos, o sea construidos por el ser humano?, o ¿será
que hay derechos que viven en la naturaleza, independientes de la razón
Como te darás cuenta esto de la
justificación de los derechos implica grandes controversias y discusiones.
La
importancia de los derechos aumenta
A finales del siglo XVIII llegó a
nuestro país, no sabemos en poder de quién, ni por dónde, un manuscrito con la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano redactado en francés. En
ese momento el país se encontraba bajo el dominio de la corona de España, y
ésta, que tenía una relación de dominio absoluto sobre las colonias, quería
evitar a toda costa que ese documento y las ideas que lo respaldaban se
instalaran en las cabezas y los corazones de los criollos. Por esta razón, la
Declaración tuvo que pasar de mano en mano de una manera oculta y sólo entre
los pocos que podían entenderla en el francés original.
Afortunadamente, en 1794 Antonio
Nariño logró traducir al español esta Declaración para luego imprimir y
distribuir algunos ejemplares. Entonces la suerte estaba echada. Mucho de lo
que pasó en los años siguientes, incluyendo el grito de independencia de 1810,
fue inspirado por el espíritu de aquella época del que conservamos esta
Declaración de Derechos como su testimonio y como su mayor símbolo. Incluso, si
echamos un vistazo a las primeras constituciones de las regiones o del país,
vamos a encontrar que su creación está totalmente influenciada por las posturas
de la revolución francesa de 1789, pues están fundadas en la existencia de unos
derechos iguales para todos los ciudadanos.
Con los años, estos derechos se
han venido complementando y perfeccionando, no sólo en nuestras constituciones
nacionales, sino también en la regulación internacional. Así, a esos primeros
derechos que estaban destinados a proteger la libertad de los individuos frente
a la intervención del Estado y los abusos del poder –que hoy conocemos como derechos
de primera generación– se sumaron los derechos económicos, sociales y
culturales.
Estos derechos, también llamados derechos
de segunda generación, se empezaron a reconocer a mediados del siglo XX,
cuando la humanidad tuvo que reflexionar seriamente si iba por el camino correcto,
pues había enfrentado dos guerras mundiales devastadoras y terribles. Por esa
época se fundó la Organización de las Naciones Unidas (la ONU) –a la que Colombia
pertenece como miembro fundador–, y con su nacimiento se escribió lo que desde
entonces se conoce
como la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, que incluyó los derechos de segunda generación, como algo
novedoso. Más recientemente, la humanidad ha considerado que las agrupaciones humanas
también tienen derechos propios y por eso se han establecido unos derechos
colectivos, que también se conocen como derechos de tercera generación,
por su reconocimiento más reciente.
En nuestra Carta Política
quedaron consagrados muchos derechos de las tres generaciones. Cuando pases a
la segunda parte de Ciudadanía en Constitución podrás estudiarlos con detalle y
conocer los mecanismos que contempla la Constitución para protegerlos.
17• ¿Qué
relación existe entre los derechos y el poder? • ¿En qué cambiaría tu vida si
no tuvieras derechos?
18• ¿En qué
cambiaría tu vida si las demás personas no tuvieran derechos?
19• ¿Qué importancia
se deriva del hecho de tener unos derechos escritos en leyes, constituciones y
tratados?
A L A C A R T A Recientemente
en nuestro país, la Constitución de 1991 dio un gran avance en cuanto a la
consagración y protección de los derechos. Si echas un vistazo a nuestra actual
Carta Política, veras que el Título II tiene 3 capítulos y 72 artículos consagrando
derechos de las tres generaciones. Si comparas esto con la Constitución de 1886
te darás cuenta de que en ella tan solo se incluían 33 artículos protegiendo derechos.
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